Más o menos las comidas del día las tenemos organizadas, pero… ¿Qué puedo cenar en verano? Cuando llega la hora de cenar pensamos, buff… pico cualquier cosa y me olvido… O puede llegar la grandísima idea de: ¡Me voy a pedir unas pizzas!
Nosotros somos de la opinión de que hay que comer de todo, y somos unos apasionados de las pizzas, pero hay que tener cuidado por las noches con cargar nuestro cuerpo con comidas copiosas… Y mucho más ahora con las olas de calor que tenemos por toda España.
Como bien hemos explicado en ocasiones anteriores, nuestro cuerpo necesita hacer la digestión antes de ir a dormir para que no estemos pesados y así consigamos un sueño reparador. Por lo tanto si comemos tarde y mucho, complicará el proceso o por lo menos lo alargará.
Cenar en verano
Antes de dormir debes comer alimentos ligeros que tengan un buen proceso digestivo, refrescantes, que aporten nutrientes y líquidos a nuestro cuerpo. Los caprichos es mejor que los tomes a la hora de comer, para que tengamos capacidad de maniobra antes de dormir.
Y ya si la cena la hacemos sobre las 21:00-21:30, ¡Muchísimo mejor! De esta manera dejaremos probablemente un par de horas antes de irnos a la cama, donde nuestro cuerpo podrá hacer parte del proceso digestivo y facilitar nuestro sueño.
Busca comidas nutritivas, bajas en calorías y ayudan a saciar el apetito. Una buena opción son las frutas (manzana, melocotón, plátanos, sandía, kiwi, melón, uvas…) y la apuesta segura siempre son las verduras en forma de cremas como por ejemplo de calabacín, ensaladas con zanahorias, setas… Tostadas con águate, salmón… Alimentos que vayan acompañados de poco aceite y muy fáciles de preparar.
Evita la carnes, los fritos, embutidos, arroces, comidas pesadas que harán que tu cuerpo tenga que hacer un sobre esfuerzo… Todo este tipo de alimentos son perfectos para la hora de comer, ya que tenemos margen de a lo largo de la tarde, salir a pasear, ir al gym o incluso hacer estiramientos en casa para poner nuestro cuerpo en movimiento.
Cenes tanto en casa o fuera de ella, busca alimentos que te sacien pero sin llenarte, que no pase nada por tener la sensación de querer comer algo más. Es mejor que lleguemos al día siguiente a la hora del desayuno con ganas de comernos el mundo.